Un pastor joven, que cuidaba un rebaño de ovejas,
asustaba a los habitantes gritando:
-¡El lobo, el lobo!
Pero cuando los vecinos llegaban a ayudarle,
-¡El lobo, el lobo!
Pero cuando los vecinos llegaban a ayudarle,
se reía viendo sus preocupaciones.
Pero un día, el lobo sí llegó de verdad.
El joven pastor, ahora alarmado él mismo, gritaba lleno de terror:
- ¡Por favor, vengan y ayúdenme; el lobo está matando a las ovejas!
- ¡Por favor, vengan y ayúdenme; el lobo está matando a las ovejas!
Pero ya nadie puso atención a sus gritos,
y mucho menos pensar en acudir a auxiliarlo.
Y el lobo, viendo que no había razón para temer mal alguno,
se llevó a todas las ovejas.
Al mentiroso nunca se le cree, aun cuando diga la verdad.
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